TOROS E INFANTES CATALANES
LOS TOROS Y LA INFANCIA CATALANA
Los nacionalistas catalanes quieren que Televisión española desconecte la señal de las corridas de toros que se emitan por la televisión pública por “protección a la infancia”. Se ve que los nacionalistas catalanes están muy preocupados por su infancia y por la repercusión psicológica que para un menor puede tener ver a “El Juli” con la muleta y el estoque. Los nacionalistas catalanes, sin embargo, mantienen una legislación en Cataluña que permite a las granjas de porcino embutir a los animales en las chozas y someterlos a la asfixia absoluta en la que es la mayor concentración de cerdos en Europa, y no tienen ningún problema en que un nene de escasa edad suba veinte metros de altura en un «castell» y se parta la crisma.
Los nacionalistas catalanes protegen mucho a su infancia, tanto que la obligan a aprender catalán por encima de cualquier otra circunstancia sin dar a los padres la peligrosa libertad que les permita elegir otro pernicioso idioma para la educación de sus hijos, por ejemplo, el castellano, como obliga el Tribunal Supremo –cuyas Sentencias incumplen- o el inglés, el alemán o el ruso, idioma este último fundamental para labrarse un futuro como camarero en Calafell, única salida laboral en Cataluña tal cual les va. La protección a la infancia en Cataluña consiste, en suma, en aislarla de todo lo que tenga un tufillo “español”, y por eso para estos liberticidas no hay nada más violento que una corrida de toros, cuya violencia no está en la sangre del toro sino en la tradición y cultura españolas que manan en cada pisada en el albero o en una verónica.
La verdad es que el nacionalismo catalán ha hecho mucho por la infancia. De hecho, gracias al nacionalismo catalán quienes hace treinta años eran unos infantes han prosperado bastante, sobretodo en dos ámbitos territoriales y familiares muy concretos: en lo territorial han prosperado mucho los niños madrileños de los años setenta, que tienen la mitad de paro que en Cataluña gracias a que el 50% de las inversiones extranjeras van a parar a la Comunidad de Madrid y huyen de las imposiciones liberticidas y absurdas de los nacionalistas en cuanto a idioma, etiquetado, impuestos… libertad en suma… y en el ámbito familiar otro niño de los setenta, Oriol Pujol, hijo de Jordi y Marta, secretario general de Convergència Democràtica de Catalunya es otro infante que ha prosperado notablemente gracias a que sus padres no le permitieron nunca ver una corrida de toros ni comer tortilla de patatas, y a quien no sólo ayudó no ir nunca a la Feria de Andalucía de Badalona ni a la Monumental de Barcelona sino también, presuntamente, ayudar a una red clientelar en la que participó «con ánimo de lucro», según un reciente informe de la Agencia Tributaria que señala que el hijo del expresidente catalán, Jordi Pujol, forma parte de una iniciativa empresarial que pretendía lograr, de forma fraudulenta, la adjudicación de estaciones de ITV y hacer negocios en el sector de la eficiencia energética gracias a sus contactos en la esfera política. Presuntamente… pura preocupación por la infancia y la familia.
Cataluña, vanguardia española en la Europa de los setenta y ochenta, el rincón más rico, industrializado, libre y próspero de España, tierra de hombres universales en la Historia de las artes, la cultura y las ciencias, es ahora una ruina funcional cuya tasa de paro sólo es superada por la de Andalucía y donde la inversión extranjera en veinte años ha caído más del 120%. La Cataluña cosmopolita, internacional y vanguardista ha dado paso, cuarenta años de nacionalistas después, a un rincón en el que a nadie dejan destacar y en el que en nombre del paraíso catalán mandan los liberticidas a comisión cuyo único interés es seguir ostentado el poder y la pasta de la casta a cambio de sacrificar el progreso de su propia tierra y sus ciudadanos, a quienes eso sí protegen de las agresiones de “Madrit”. Tal vez por eso alguien tan procatalán y del Barcelona como Carlos Herrera mantiene la teoría de que en el único sitio de España donde no prosperaría un referéndum a favor de la independencia de Cataluña es… en Cataluña.
Víctor M. Serrano Entío.
Viendo el tema desde la trinchera misma no puedo menos que darte la razón, lo del «tufillo» lamentablemente existe. Los toros es lo de menos, el problemas es que es ESPAÑOL, cuidado pues con la pocha o el guiñote, la siesta o cosas parecidas.
Por otra parte discrepo en lo de que esta tierra, la mia, Catalunya (yo pongo Catalunya y digo Girona no problem, pero ellos dicen Saragossa eso si, lo tuyo es mio y lo mio es mio) se está quedando atrás. Y eso lo digo porque lo comparo en ambos lados. Catalunya sigue adelante, más innovadora y creativa que el resto y con muchas más oportunidades, bonita como ella sola a pesar de los catalanes auténticos y de los políticos. Y luego estamos los de segunda fila, los que damos rabia por sentirnos catalanes de una manera que no es la que ellos piensan que debería ser. ¡Viva la libertad esa que dicen, viva!