MAYO DE ESTRENOS
MAYO DE ESTRENOS
La obra nace del decorado, nos dejó dicho Valle-Inclán. El decorado español, el decorado del pueblo y no el de la nación, que es un concepto jurídico, apunta hacia una obra inédita, a una representación en la que el patio de butacas se sube al escenario para ser actor. Público que quiere ser protagonista en una obra sin guión y aunque no sepa si al final morirá como un poema o se besará con Max Estrella. Son tantos los que, un buen día en el salón de casa, tal vez frente a alguna vuelta de tuerca con “k” o frente a los ojos de Albert Rivera, han descubierto su vocación política, que asusta pensar qué puede ser de nosotros, sus futuros administrados y meros sujetos pasivos de sus apetencias y descubrimientos personales. En la adolescencencia vital se descubre el cuerpo y en la adolescencia política se descubre la candidatura, con el peligro de que en estas elecciones advenedizos, rebotados a pares y recién llegados de enfrente, salen. Queda eliminado el filtro de la selección natural y cruel de la política, y alcanzarán la cima nuevas caras, algunas preparadas y otras muchas en preparación.
Lo malo de quien descubre de repente que tiene una arraigada vocación política es que viene empeñado en dar un paso adelante para salvarnos. “He decidido dar un paso adelante porque quiero un futuro mejor para mis hijos” es una frase muy usada estos días en radios y otros mercados, y me temo que en muchos casos puede resultar literal. La cosa sería cándida e inspiraría ternura si junto a sus hijos no quisieran salvar también a los nuestros. Por ahí nos llega la preocupación.
Hemos abominado tanto de los políticos profesionales, de quienes no se habían forjado un porvenir fuera de la política, que ahora nos llega el castigo divino, sacándonos al escenario a algunos candidatos que no se habían forjado un futuro ni en la política, lo cual es cruel. Los castigos divinos, siempre tan bien traídos, como lo de ganar el pan con sudor. La nueva política y sus nuevos políticos son una mera reinvención, no una invención pura. Son un reajuste tan necesario como insuficiente para airear el sistema. Muchos ya guiñan con los “tics” de eso que se ha venido a llamar “la vieja política” para deleite de las nuevas chicas y chicos del viejo comunismo y para regocijo de candidatos y candidatas de formaciones liberal-socialdemócratas-de-centro-izquierda-conservador-reformista-ciudadano-de mercado y transversal, sobretodo transversal no se nos vaya a perjudicar un pacto. Así viene el nuevo liberalismo de Rivera, joven, urbano y con aire de haber salido de la ducha. Imprevisible hasta que pueda.
Cualquier propuesta política -por nueva y regeneradora que sea- acaba amoldándose a la toma de decisiones, a los intereses propios y a la realidad política. La renovación generacional, tan necesaria, no es la renovación de la política sino de los políticos. No basta, por ejemplo, para acabar con la corrupción, y hay peligro de que la estrategia partidista fagocite la ilusión de la gente y que al final la cosa quede tan corta como ese gesto absurdo de que se vayan Cháves y Griñán para dar por regenerada la política en Andalucía. Si escribo esto último en el güasap, juro que a esta última frase le pongo el emoti de la bailaora flamenca, ese icónico “¡y viva España!” virtual que nos trae la tecnología.
Ruego encarecidamente a los representantes de “la nueva política” que adquieran rápido las insanas costumbres de los políticos viejos, que se hagan fotos con sus adversarios en las escalinatas del poder, que se politicen hasta lo insoportable, que no se pierdan plenos, comisiones, reuniones, conciliábulos, conjuras y conspiraciones, que adquieran experiencia lo más rápido posible y localicen rápido los problemas en un mapa. De lo contrario, será aún peor, lo nuevo será el remozado soporte de lo viejo, y encima aumentará el empeño en seguir salvándonos. Desistan, no tenemos remedio, así que profesionalícense rápido. Háganlo al menos por sus hijos de uds.
Víctor M. Serrano Entío. Abogado
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