EUROPA: DE LA GÉNESIS COMO EPÍLOGO
DE LA GÉNESIS COMO EPÍLOGO
La génesis de Europa, que es la génesis de todo occidente, es lucha fraticida y tribal para conquistar el poder y la existencia. Ni el más fantasioso de los primeros pobladores del continente pudo soñar un futuro sin sangre. No luchar, no guerrear, no matar, no violar no era una opción ni un ideal; era un estado imposible de imaginar en la tierra prometida porque la paz, tan solo cuatro lunas consecutivas de paz, eran la debilidad misma, el estado anterior a ser desposeído y aniquilado. Europa y el hombre tienen en su Génesis la fuerza como única fuente de poder. Conquistar el norte, poseer el mare nostrum, domesticar los ríos no solo para saciarse sino para condenar a sed a los enemigos. No hace mucho más de veinte años que en el corazón de Europa los hombres y las mujeres se ahogaron en su sangre y en la sangre de sus hijos. Durante más de una década, en una espiral balcánica, en el despertar de nuestra génesis cainita a veces dormida pero jamás muerta. Parece que fue ayer porque fue ayer.
Las lanzas de las tribus de Europa están clavadas en el espíritu de nuestra historia por mucho que un puñado de visionarios soñaran en Roma una Europa unida, pacífica, diplomática, mercantil y social, una Europa para europeístas como soñó De Gaulle. La invención era tal porque se basa en la negación de la historia y de los hechos. La realidad es que pusimos la simiente para que el siglo XX haya sido el más sangriento de la Historia de la Humanidad, gracias a dos ideologías, el nazismo y el comunismo, que nacieron europeas. Los europeos estamos diseñados como ningún otro pueblo para pelear entre nosotros porque todo nos viene determinado por nuestra evolución, está en el Génesis europeo. En ese determinismo está también implícita nuestra tendencia autodestructiva.
El populismo europeo ha querido dejar patente su simpatía por la causa griega. De Le Pen a Iglesias. Enarbolar la bandera de Grecia, izar un maniqueísmo de ricos (ellos) y pobres (nosotros) no da pan a los griegos, y menos cuando quienes sacan a relucir a la Grecia pobre y machacada abogan por gastar más en función de las necesidades de sus propios países y no de las de Europa en su conjunto. Es decir, estamos con Grecia pero primero atiéndanse nuestras necesidades aunque no sean ni las más urgentes ni las más dramáticas. Es, en evolución, la misma lucha fratricida de Europa pero con la sofisticación que da un buen rebozado, fino, como en tempura, de buenismo.
¿Somos culpables los europeos de nuestra reticencia y desafecto por una Europa nación?. ¿Es la negra Europa de los mercados la que nos echa para atrás o saber que una Europa nación conllevaría perder el privilegio de nuestros egoísmos nacionales?. ¿Qué son los mercados, los malvados bancos, los pérfidos financieros alemanes? ¿Un fantasma al servicio del mal? No, los mercados somos ud. y yo. Los mercados somos los ciudadanos reclamando derechos que cuestan dinero. Un dinero que no es un ente abstracto, es material, son nuestros ahorros fruto de nuestro trabajo, nuestras inversiones y nuestros impuestos. Somos Ud. y yo cuando exigimos que no se nos excluya un medicamento de la lista de la Seguridad Social aunque en Atenas los niños no coman y los jubilados no cobren su pensión. Es una suerte poder aniquilar a los débiles pertrechados bajo la figura de Merkel o el FMI. Nuestra conciencia no tiene que contemplar como realmente somos nosotros quienes desposeemos a los más débiles de un futuro que, paradójicamente, tampoco tendrían sin nosotros. Somos nosotros los que forzamos a nuestros gobiernos nacionales a gastar, para lo cual necesitan financiarse y financiarse bien es, básicamente, financiarse mejor que los otros. Somos mostros los que no queremos que nos frían a impuestos, para lo cual hay que financiarse más. Somos nosotros los que arrancamos cepas, construimos autopistas y vivimos como ricos cuando somos ricos y como clase media cuando somos pobres. Varoufakis, lo explica: “no hemos encontrado ningún apoyo en los países rescatados”. Frank McCourt, en “Las cenizas de Ángela”, relató la crueldad de los pobres con los más pobres. Sí, los mercados machacan a Grecia pero tranquilos, nuestras conciencias están a salvo con tan solo sacar una bandera. Son otros los que piden por nosotros el dinero que exigimos. Somos lo que aborrecemos. Es la génesis y el Génesis de Europa como epílogo.
Víctor M. Serrano Entío. Abogado
Deja un comentario.
Disculpa, debes iniciar sesión para escribir un comentario.