300 de SEISCIENTOS
APLAUDIR EN JUNIO
Que la Junta Directiva Nacional del PP haya sido capaz de centrar la expectación política semanal es un hecho tan inexplicable para la razón como la construcción de las pirámides de Egipto. No se sabe si por intercesión extraterrestre o por interacción de la mano del hombre, capaz de construir o teclear cualquier cosa -el papel, como la piedra, lo aguantan todo- el caso es que el advenimiento del cónclave, tras dos años de abstinencia sin que nadie se hubiera dado cuenta, fue lo que parecía. Jamás una manifestación tan numerosa dormitó tanto en el conformismo y, sin embargo, no debería estar tan tranquilo el Presidente, acrecentado así su imagen icónica, casi mística, de campeón del mundo de fumada lenta de puros, porque cuando después de las elecciones autonómicas y municipales tenga a casi la mitad de sus diputados y concejales de hoy en el incierto futuro de un mañana sin cargo, vendrá el tío Paco con la rebaja, que solía decir mi abuela María, una fenómena que no dejaba sus quehaceres en manos de sociólogos.
Del recuento de esos seiscientos reunidos en esta semana de Pascua saldrán trescientos que negarán a Rajoy antes de los idus de junio porque sin cargo ni sueldo el cerebro es capaz de segregar sustancias políticas mucho más ácidas. Rajoy le ha dicho a los suyos -y también a los del PP, que ya no monta tanto ni tanto monta- que la cosa va bien, que nada de ponerse nerviosos, que la economía va como un tiro, que los votantes volverán al redil y que para seguir con rumbo firme a la luna se metan en el cohete, le den de comer a los monos, y no toquen nada. Que el Presidente es poco dado a los cambios ya lo sabíamos, y por eso hay algo de impostura en esas crónicas que nos hablaban y predecían una reunión para acallar críticas, modular estrategias y fijar rumbos con cambios en el timón. Si me permiten un consejo, desconfíen siempre de las metáforas marineras; detrás de toda metáfora marinera hay un profundo naufragio intelectual y un vacío, así, en general.
El martes hubo más espíritu crítico en el sermón de las tortillas de Teruel que en Génova 13, y sin embrago, el Presidente puede estar hoy tan tranquilo con respecto a la unidad interna de su partido como lo estuvo Rosa Díez al echar a Sosa Wagner o al negarse al pacto con Ciudadanos con el aplauso cómplice de los que ahora niegan su liderazgo. España confunde mucho los prestigios. El Partido Popular, con extraordinarios candidatos en municipios y comunidades autónomas de toda España, tiene un serio problema con sus votantes. Un partido que le pierde la cara a los votantes es como un torero confiado en la cara del toro. A Rajoy le están marcando el camino a la enfermería. Si se analiza candidato a candidato en las elecciones que nos vienen, los líderes populares más solventes para su electorado no son aquellos más o menos nuevos o jóvenes, sino aquellos que los propios votantes del PP perciben como menos próximos a Rajoy, que es más o menos lo que le pasó a Zapatero con los suyos cuando colapsó el país. La prueba irrefutable es el caso de Esperanza Aguirre, sin duda la candidata mejor colocada para tener un buen resultado electoral y poder salvar los muebles madrileños, que son los que cotizan más en el anticuario nacional. A Bouzá tampoco le irá mal.
Tal vez la percepción que los votantes tienen del presidente que nos sacó del colapso no sea justa, pero el PP no tiene un problema con los votantes sino con sus votantes, y por eso el voto del centro no se destruye sino que se transforma. A la imagen del presidente ya no le ayudan ni los buenos resultados económicos y de empleo. Apostó todo a la difícil recuperación económica y, en proceso, nadie le da un euro por su apuesta. Paradójicamente el futuro de Rajoy está en manos de sus candidatos autonómicos y municipales, con muchos de los cuales tiene escasa o ninguna sintonía tras tres años y medio de abandono. Lo difícil será que los seiscientos aplaudan en junio. Si no hay voto oculto en las encuestas que vaya al PP, el Presidente no podrá ni siquiera ser candidato a la reelección.
Víctor M. Serrano Entío. Abogado.
Deja un comentario.
Disculpa, debes iniciar sesión para escribir un comentario.